Delivery
Personajes:
Evangelina Andrada - Alumna del Colegio.
Silvana - Preceptora
Ariel – Delivery
Eduardo - Profesor
Hall del Colegio Nacional N°5 José Gervasio Artigas.
Turno noche.
Evangelina —No, Su. En el colegio, esperando a mi
viejo todavía.
Silvana —Siempre lo mismo con su padre, Andrada. Usté
se piensa que yo tengo todo el día.
Evangelina —Silvana, que culpa tengo yo que mi
viejo sea un pelotudo.
Silvana —Epa! La boquita, Andrada.
Evangelina —¡Bueno, para que me hacés hablar
entonces!
Ariel entra con una pizza en la mano.
Evangelina cambia la cara y se enfurece.
Ariel —¡Hola, Eva!
Evangelina —¿Ariel, que hacés acá?
Ariel —Cacho me mandó.
Evangelina se da vuelta y mira a Silvana.
Evangelina —¿Te dás cuenta lo que te digo? Mi
viejo es un pelotudo. Un pelotudo y un forro.
Silvana —Andrada, la boca, ché. ¿Quién es el muchacho?
Ariel —Ariel, señora — Le extiende una mano para
saludarla.
Silvana —Si, ya escuché tu nombre. Quiero decir, ¿qué
hacés acá?
Evangelina susurra —Que no lo diga, que no
lo diga, que no lo diga.
Ariel —Ahh, vengo a buscar a Eva.
Evangelina —Ay dios! Me muero de vergüenza —Esconde
la cara entre las manos.
Silvana —Pará no entiendo, ¿Quién es el muchacho,
Andrada?
Ariel —Ariel, señora. Vivanti, las dos veces con V
corta.
Silvana empieza a exasperarse —No, nene. Está
bien, ese es tu nombre, pero ¿Por qué venís a buscar a Evangelina?
Ariel — Ahh, porque me mandó Cacho.
Silvana —¡Eso ya lo escuché, quiero saber que pito
tocás acá!
Evangelina —Es el delivery.
Silvana —¿Como que el delivery? ¿Usté pidió pizza,
Andrada?
Evangelina —¿Cómo voy a pedir pizza, Silvana? ¿No
escuchaste que lo mandó mi papá?
Silvana —¿Su padre mandó pizza?
Ariel agarra un papelito del bolsillo.
Ariel – No no, miré que esta va para Alvear al 400,
doña. —Mira a Evangelina —Cacho no me dijo que tenía que traer una pizza
para acá.
Evangelina —No, Ariel, callate un poco. — Se
gira hacia Silvana — Me dejás que te explique, es el delivery de la
pizzería de mi viejo, seguramente este boludo…
Silvana —Andraadaa…
Evangelina —Uh, bueno, perdón. Seguramente lo mandó
para que me venga a retirar.
Silvana —Pero, Andrada Usté sabe…
Evangelina —Si, yo sé.
Silvana —Que no puede…
Evangelina —Si, ya sé.
Ariel —Yo no sé.
Silvana —Usté no puede Vivanti…
Suena el celular de Ariel. Este le hace un
gesto con la mano a Silvana para que espere y con la otra le pasa la pizza.
Ariel —¡Cacho! Si. No todavía no. En el colegio. Si
acá está. Ah, pará no sé. —Tapa el celular con la otra mano y le pregunta a Evangelina
—¿Estás en clase todavía?
Evangelina —Pero no! Le mandé hace una hora que
faltó un profesor, que me tenía que venir a buscar, dame con él.
Ariel —Cacho, dice que… ah bueno dale.
Ariel guarda el celular.
Evangelina — ¿Por qué no me pasaste?
Ariel — Ahí te llama.
Suena el celular de Evangelina. Se muerde el
labio, niega con la cabeza y contesta.
Evangelina —Papá… pero me hubieses hablado del
teléfono de Ariel. No. Pero como lo vas a mandar a él. Y, no. Con Silvana. Ahí
te p…
Silvana mira extrañada. Evangelina se queda
mirando su celular. Suena el celular de Silvana y le pasa la pizza a Evangelina
Silvana —¿Hola? ¿Cacho? No conozco ningún Cacho.
Evangelina la mira atónita.
Silvana —Ahh, Andrada ¿Como le va? Si, pero el muchacho
no puede. Y no. Usted tiene que firmar. Y pero imaginese. Si lo entiendo. Si,
es escuela nocturna pero su hija es menor igual. Y claro. Dele, listo.
Silvana corta.
Silvana —Ahora viene.
Evangelina —Entendés… — Evangelina sacude las
manos y se percata de que todavía tiene la pizza. Se la pasa a Ariel. Vuelve a
hacer el ademán — porque me enojo con él. ¿Como va a mandar al Delivery a
buscarme? Es un irresponsable.
Ariel —Pasa que la pizza va acá a dos cuadrás y de
paso te buscaba, Eva.
Silvana —Siempre tan dramática, Andrada. Viene, firma y
listo.
Evangelina —No, no es así. El tendría que haber
venido de una, no hacer esta payasada.
Suena el teléfono de Ariel. Le pasa la pizza a
Evangelina.
Ariel —Cacho! No. En la escuela todavía. Y pero.
Bueno dale.
Suena el teléfono de Evangelina. Le pasa la
pizza a Silvana.
Evangelina —Papá. Me estás jodiendo. Dale que me
quiero ir. Ah yo te voy a matar, voy a hablar con mamá y… me cortó
Suena el teléfono de Silvana. Revolea la caja
de pizza sobre una mesa.
Silvana —Andrada. No. Usté tiene que firmar. Ya le
expliqué Andrada. ¿Comó que no va a venir? No, espere.
Silvana a Evangelina —Su padre es un irres…
Suenan los tres celulares. Contestan los tres
al mismo tiempo
Ariel —¡Cacho!
Evangelina —¡Papá!
Silvana —¡Andrada!
Por un momento se quedan los tres en silencio mirándose,
y enseguida continua cada uno con la conversación.
Ariel —Si, pero cacho, yo no sabía que había que
firmar. La pizza la tengo aca..
Evangelina —Hace una hora y media que estoy acá
parada y Silvana no me deja ir…
Silvana —Usté es un irresponsable Andrada, no puede
disponer de mi tiempo y andar haciéndome esperarlo. Las reglas son las reglas y
encima no las pongo yo.
Corta Evangelina y se queda furiosa mirando a
los otros dos.
Corta Ariel y mira preocupado a Evangelina que
lo fulmina con la mirada. Ambos esperan a que Silvana termine.
Corta Silvana y se pone a guardar cosas en su
cartera.
Evangelina —¿Y ahora qué? ¿Te vas?
Silvana —Si, a hablar con su padre.
Ariel —Uh, bueno yo me tendría que ir a entregar la
pizza saben.
Silvana —No no, usté viene conmigo, Vivanti. Que no
conozco donde queda la pizzería y es de noche.
Evangelina —Bueno, entonces de paso ya me voy con
ustedes — Se carga la mochila y se prepara.
Silvana —No, Andrada. Usté no se mueve de acá. De la
escuela no puede salir sin la firma de su padre.
Evangelina —¿Me estás cargando, Silvana?
Silvana la mira seria y no dice nada.
Evangelina resopla y se sienta en el piso cruzada de brazos.
Silvana agarra del brazo a Ariel y salen del
colegio.
Evangelina mira su celular. Se agarra la panza.
Siente hambre. Mira la pizza sobre la mesa.
Vuelve a mirar el celular. Manda un audio.
Evangelina —Podés creer boluda que todavía no me
vino a buscar, ay me hace dar una re bronca, hace una hora y media que estoy
acá al pedo.
Pasa un profesor y la reta
Eduardo —Andraada, la boca.
Evangelina —Disculpe, Eduardo.
El profesor agarra una porción de la pizza y
sigue caminando. Evangelina le quiere decir algo pero no llega. Mira la pizza y
mira la puerta, como no ve a nadie arranca un pedazo y se lo manda a la boca,
en ese momento entran Silvana y Ariel. Evangelina esconde la pizza atrás de la
espalda.
Silvana viene con una pizza en la mano.
Silvana —Me hubieses dicho Arielito que era acá nomás.
Ariel —No era molestia para nada Silvana.
Silvana —Un dulce, Cacho. Eva, andá nomás.
Evangelina mira la pizza en las manos de
Silvana—Me estás boludeando
Silvana solo la mira
Evangelina —uh, bueno, perdón.
Ariel —Chicas, yo me voy, tengo que llevar esto
urgente, ehh. Chau Sil, chau Eva…
Ariel agarra la pizza y sale por la puerta.
Evangelina intenta decirle algo pero se arrepiente.
Evangelina —¿Y la firma de mi viejo?
Silvana la ignora, junta un par de cosas mas en
su cartera y se dispone a irse.
Silvana —Chau, Eva. Mandale un beso a Cacho y decile
gracias por la pizza.
Silvana sale.
Evangelina se la queda mirando atónita. Se
golpea la cabeza y gruñe. Agarra el celular y manda un audio.
Evangelina —Boluda, no me vas a creer…
Sale.
Las dos verónicas
Personajes:
Sandra – Barwoman
Verónica
Veronica2
Ezequiel
Ezequiel2
(Las dos Verónicas visten igual. Ezequiel2 es más
grande que Ezequiel)
Un bar. Es de día.
Verónica entra. Sandra la mira desde la barra, está
acomodando vajilla.
Verónica se sienta en una mesa. Sandra pasa por atrás del
mostrador y agarra la carta para llevársela.
Sandra —¿Otra vez, Vero?
Verónica —No empecés Sandra, traeme lo de siempre.
Sandra —¿Hasta cuando vas a seguir así?
Verónica —Sandra, no empecés.
Sandra —¿Unas medialunas?
Verónica —El café solo.
Verónica se queda mirando la puerta esperando algo. Golpea los dedos contra la
mesa impaciente.
Entran Ezequiel y Verónica2 discutiendo.
Ezequiel —Pero no te das cuenta, Boluda. Es por esa
pinta de trola. Después el obsesivo calentón soy yo.
Verónica2 —Ay! No es apropósito Eze, es una blusa y
una pollera nomás.
Ezequiel —Si, pero ¿No tenés otra cosa para ponerte?
Justo la blusa y la pollera que más trola te hacen.
Verónica2 —Ay no me digas así, boludo.
Ezequiel le tuerce la mirada al escuchar el insulto. Ella
agacha la cabeza.
Se sientan en una mesa cerca de Verónica.
Verónica mira todo sin perder detalle.
Sandra (a Verónica) —Lindo show vamos a tener
hoy ehh.
Ezequiel (a Sandra) —¿Disculpame?
Verónica la mira a Sandra mordiéndose el labio para que
se calle.
Sandra —Nada, flaquito. ¿Qué van a tomar?
Ezequiel (Pone cara de desagrado) —Un cortado
y dos medialunas.
Sandra —¿Vos, corazón?
Verónica2 —Ehhh… (Duda por unos segundos mirando
la carta)
Ezequiel —Dale, nena. Vueltas para todo tenés. – mira
a Sandra —Lo mismo, traele lo mismo.
Sandra le lleva el café a Verónica y le hace un gesto
para que preste atención a la situación.
Verónica le hace silencio.
Suena un mensaje en el celular de Verónica2. Ella atina a
agarrarlo.
Ezequiel —Otra vez con eso. No se puede tener una
conversación con vos, pelotuda. ¿Qué es tu noviecito que estás tan apurada por
contestar? ¿Es el gil ese de la oficina no?
Verónica2 —Pero ¿Qué decís? Nada que ver, Ezequiel.
Quería ver si era mi hermana, por lo de mi vieja.
Ezequiel —Dejate de joder con lo de tu vieja. ¿Tanto
escándalo tienen que hacer con eso?
Verónica está escuchando. Se agarra la cara con las
manos. Sandra aclara la garganta y la mira con los ojos bien abiertos. Verónica
se vuelve a mirarla y le hace señas para que la corte.
Verónica2 —Pero no sabemos que tiene, Eze. Hace un
mes que no le encuentran la vuelta.
Ezequiel —Dejate de joder querés. Le hacen un par de
chequeos y la mandan devuelta para la casa. Si no le encontraron nada hasta
ahora es porque no tiene nada.
Verónica2 —Pero, Eze, los médicos dijeron que el pulmón
está comprometido y que..
Ezequiel —No rompas mas la pelotas, querés.
Sandra les alcanza los cafés a la mesa.
Ezequiel —Tomá el café y vamos a comprar la porquería
esa para la casa.
Verónica2 —¡Pero te dije que no vinieras si no
querías!
Ezequiel —Si estuviste dos semanas hinchando los
huevos, nena. Tomate ese café querés.
Ezequiel le da un sorbo fuerte al café y tira la cuchara
adentro de la taza sonoramente.
Ezequiel2 entra y se sienta en una mesa frente a
Verónica.
Sandra —Ah, pero mirá quién vino. ¿Cómo anda
caballero?
Ezequiel2 —Hola, Sandrita. ¿Cómo anda todo?
Sandra —Acá, con el espectáculo de siempre.
Ezequiel2 se ríe. Mira a los demás clientes. Nadie parece
notarlo, cada uno está en lo suyo.
Ezequiel2 —Vinimos todos hoy.
Sandra —Todos. Hoy tenemos sala llena. ¿Venís por lo
de siempre?
Ezequiel2 —Sí, pero no. El café sí, lo otro vamos a
ver.
Sandra le pasa una rejilla a la mesa de Ezequiel2 y le
deja la carta.
Suena el celular de Verónica2. Es una llamada.
Verónica2 —Es mi hermana. Tengo que atender, Eze.
Ezequiel —Sabes qué, hace lo que quieras, pero hacela
corta. Voy al baño.
Ezequiel se levanta y sale hacia el baño.
Verónica y Ezequiel2 lo siguen con la mirada. Ezequiel se
para un segundo a mirarlos y les hace un gesto con la cabeza. Los dos le quitan
rápidamente la vista de encima. Verónica vuelve a mirar a Verónica2. Ezequiel2
se pone a leer el diario.
Verónica2 —Si, bueno Ale. Con Ezequiel en un bar. Y más
o menos, pero llego, en media hora supongo que ando por ahí. Bueno, dale
—Empieza a lagrimear —Si si, ya estoy saliendo.
Verónica empieza a llorar. Sandra atina a llevarle algo,
pero ella se lo niega con la mano. Ezequiel2 baja el diario para mirarla y le
alcanza un pañuelo.
Ezequiel vuelve del baño.
Ezequiel (a Sandra)—Flaca, me cobrás.
Verónica2 —Eze, tenemos que ir para el hospital, mi
vieja no está bien.
Ezequiel —Otra vez, te dije que no va a pasar nada.
No me pienso ir ahora hasta Caballito.
Verónica2 —Pero, Eze. Me acaba de llamar Alejandra,
me pidió por favor que vayamos.
Ezequiel —Bueno, sabés que. Me cansaste. ¿Querés ir?
Andá vos. A mi no me jodas. Tomate el bondi, hace lo que quieras, yo me voy
para casa.
Verónica2 (Empieza a llorar) —Te lo pido por
favor, yo no sé lo que puede pasar, tengo mucho miedo, Ezequiel.
Sandra está apoyada en la barra con los dos brazos sobre
el tablón, casi en posición para saltar por encima.
Verónica se para de golpe.
Verónica —¡Basta! Me cansé. No puedo más con esto.
Todos la miran.
Verónica se acerca a Verónica2 y Ezequiel. Agarra a
Verónica2 por los hombros.
Verónica —Se terminó, Vero. Hasta acá llegaste. Hace
cinco años que estamos paradas en este mismo lugar. Ezequiel puteándote, vos
agachando la cabeza y Sandra ahí, esperando a ver a cuál de los dos tiene que
sacudir primero, y se aguanta por mí, porque le pido que se quede ahí quieta,
que nos mire repetir esta escena una y otra vez. Pero ya no puedo más.
Verónica2 —Pero yo lo amo.
Verónica —Vos tal vez sí, pero él no. Yo te amo y te
perdono.
Verónica le da un beso en la boca a Verónica2. Verónica2
se queda mirándola unos segundos y le sonríe llorando. Ezequiel mira la escena sin
creer lo que pasa.
Verónica (a Verónica2) —Vamos, Vero.
Salgamos de una vez.
Verónica2 atina a justificarse con Ezequiel.
Verónica (a Verónica2) —Dejá, ni te gastes. —Mira
a Sandra —Gracias por todo Sandra.
Sandra (Le grita desde el mostrador) —¡No hay
nada que agradecer, divina!
Verónica y Verónica2 salen de escena.
Ezequiel se levanta y atina a seguirlas.
Ezequiel2 —¿A dónde vas? (Dice sin darse vuelta ni
bajar el diario)
Ezequiel —¿Vos viste lo que hizo esta conchuda? ¿Es lesbiana
ahora?
Ezequiel2 —No entendiste nada, flaco. Se muere,
¿Sabías?
Ezequiel —¿Quién se muere?
Ezequiel2 (Se da la vuelta y lo mira) —Tu
suegra, la mamá de Verónica se muere. Ella no llega al hospital a tiempo.
Ezequiel —Pss, ¿Vos qué sabés? Es puro espamento lo
de esta. La hermana es otra quilombera.
Ezequiel2 —Lo peor es que nunca pudo salir de este
bar, ella vuelve todos los días, bah volvía, hasta ahora ¿no? Cinco años le
llevó poder sacarse esto de encima.
Ezequiel no le presta atención. Mira hacia la puerta
tratando de encontrar a Verónica.
Ezequiel2 —Para nosotros va a ser un poco más difícil,
¿sabés?
Ezequiel (sin mirarlo) —¿De qué me estás
hablando?
Ezequiel2 se levanta y se acerca a Ezequiel.
Ezequiel2 —Vos la empezás a llamar por teléfono
apenas sale del bar. Le gritás hasta que la convencés de que vuelva. La llevás
a tu casa y ella llama a Alejandra excusándose, pero su hermana le dice que su
mamá acaba de morir.
Ezequiel lo mira sin entender. Ezequiel2 lo invita a
sentarse.
Sandra les acerca café.
Ezequiel —¿Y
vos qué sabés lo que va a pasar?
Ezequiel2 —Porque
ya lo hablamos, un montón de veces. Todos los días vengo a convencerme de que
esto no pasó. Todos los días la culpo a Verónica, pero ¿sabés qué? De todas
esas veces nunca encontré el motivo para culparla. —mira todo el lugar a su
alrededor— Supongo que por eso sigo volviendo.
Ezequiel —Hasta
que te des cuenta por qué te metiste con una conchuda como esta ¿No?
Ezequiel golpea la mesa con el
puño.
Ezequiel2 —No,
Ezequiel. Vos ya las escuchaste, me parece que nosotros tenemos que hacer lo
mismo.
Ezequiel —No
te entiendo, ¿qué querés?
Ezequiel2 —Vine
a perdonarme, Ezequiel. Te perdono.
Ezequiel (Lo
mira desconcertado) —¿Qué?
Ezequiel2
—Que te perdono.
Ezequiel2 se acerca a Ezequiel e intenta besarlo.
Ezequiel lo frena.
Ezequiel — ¡Pará viejo! ¿Te volviste loco? Me parece
que te confundiste conmigo, ehh.
Ezequiel nervioso saca unos pesos delo bolsillo y los
deja sobre la mesa. Sale del bar ofuscado.
Ezequiel2 (Agachando la cabeza) —Me parece que
esto va a ser largo.
Sandra —¿Otro café, Eze?
Ezequiel2 —No, Sandrita. Está bien, cobrame que me
voy.
Sandra —Dejá, este lo invito yo. ¿Me acompañas con un
puchito?
Ezequiel2 —Dale, uno.
Salen.
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